Esta mañana pequeños lacitos del color femenino por excelencia adornaban solapas de americanas, bolsillos de blusas y alfileres de corbata, no comentan el error de creer que la solidaridad por la causa que nos ocupa es patrimonio exclusivamente femenino; ejecutivos de camino a la oficina, abuelos que llevaban a sus nietos al cole y chicos con cascos supersónicos y música a todo volumen también se sumaban a este homenaje a esposas, hijas, madres y amigas. Ellos también viajaban hoy en los vagones del metro con el recuerdo y el optimismo como buque insignia.
Probablemente algunas de las señoritas que hoy lucían orgullosas sus símbolos rosados se habían enfrentado personalmente al cáncer de mama, otras lamentablemente lo habían vivido de cerca a través de algún familiar o una amiga, y seguro que también muchas de las que llevaban una diadema o un pañuelo anudado al cuello del mismo tono, habían tenido la inmensa suerte de no tener contacto con esta afección, no obstante y sin excepción, estas chicas conquistadas por el pink power han querido ensalzar el valor y el espíritu de todas y cada una de las valientes luchadoras que se encuentran combatiendo en este mismo momento o que ya han vencido a este enemigo en una batalla dura y complicada pero que sin duda puede ganarse.
" Y hoy comienza el día, el día de todos, nuestro día
...ayudanos a a ganarle a esta enfermedad" .-
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